Como vicepresidente de producción de Disney que fue durante 12 años y experto del "show businnes", Martin Kaplan asevera que el poder transformador del cine es historia y que ahora es la televisión la que asume riesgos en la producción de ficción pero con audiencias cada vez más fragmentadas.
Kaplan explica que a pesar de que las
tecnologías han democratizado la creación
audiovisual, en las grandes productoras de cine y en las principales cadenas de
televisión quien sigue mandando "es la audiencia y el dinero".
La fragmentación del público en el
ámbito televisivo está provocando que las cadenas se hayan visto obligadas -en
EE UU por los canales de pago y en España en menor medida por la TDT- a
diversificar contenidos para hacerlos
atractivos a cada tipo de consumidor, afirma este experto, que ha
estado en Barcelona con motivo del décimo aniversario de la Fundación Barcelona
Media para hablar de la transformación de la industria del entretenimiento.
Fundador de la Escuela Norma Lear
Center -especializada en analizar el impacto social de la industria de medios y
entretenimiento-, este escritor sostiene que hoy en día aunque tengas una buena
idea para un guión, si detrás de ella no hay una
estrella que actúe como una "marca" para respaldar el proyecto, hay pocas
posibilidades de que salga adelante en un gran estudio.
Por ello, las productoras optan a
menudo por hacer filmes basados en superhéroes, nombres ya
conocidos que sirve para allanar el terreno de la publicidad y por eso
prefieren pagar por los derechos de cómics que pensar en algo nuevo.
El otro aspecto que ha cambiado
radicalmente la industria del entretenimiento ha sido la
revolución tecnológica que ha convertido en "pirateable"
todo lo que puede pasarse a soporte digital. "Un ejecutivo de Disney decía
que la piratería es un modelo de
negocio y que nosotros tenemos que competir con ello", recuerda.
Una solución, indica, sería intentar
sincronizar al máximo los estrenos de las películas en cine, dvd y canales de
pago, para que el espectador elija cuándo y
cómo ver un filme (y no caiga en la tentación de la piratería), y también en las
series de televisión, como ya ocurre con algunas producciones que se ven casi
de forma simultánea en EE UU y Europa (como "Perdidos").
Kaplan dice que hay espectadores que
están dispuestos a pagar una cantidad "justa" por ver una película.
"Hay quien no quiere sentirse culpable o que el
ordenador se le infecte con un virus al bajarse un archivo", subraya,
aunque reconoce, no obstante, que el pirateo en países como España o Corea del
Sur es especialmente virulento.
Remarca que mientras el
cine de EE UU ha perdido su cara más comprometida, la televisión ha
tomado el relevo con series temáticamente más arriesgadas y de impecable
factura. "Es extraño, porque la televisión se suponía que había muerto, y
si eras un escritor de tele eras como un apestado; ahora es casi al
revés", argumenta.
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