¿Sabía usted que cuando envía un correo
electrónico desde América Latina es probable que este pase por un fortín en
Miami antes de seguir el viaje hacia su destino final?
Esta ciudad estadounidense, lugar de paso para
personas y mercancías, también lo es para nuestra información digital. Por eso,
en el centro de Miami está ubicado un gigantesco cubo de concreto adonde llega
la información que luego debe ser redirigida. Se trata del Network Access Point
of the Americas (NAP, siglas en inglés), uno de los centros de procesamiento de
datos más grandes del mundo, con más de 66.000 metros cuadrados capaces de
soportar huracanes de categoría cinco.
Imagínense por un momento que el NAP de las
Américas no es un lugar lleno de cables y computadores con luces titilantes,
sino un aeropuerto internacional. Aquí no pasan pasajeros con exceso de
equipaje, sino e-mails o pesados archivos adjuntos; y no hay aviones, sino
unidades portadoras de datos.
También hay seguridad, pero no solo guardias y
máquinas de rayos equis, sino también firewalls (cortafuegos) y otros
dispositivos para detectar y protegerse de intrusiones.
El centro tiene un equipo de expertos sentado
frente a unas doce pantallas gigantes que registran la información que permite
mantener la seguridad de este cubo digital: desde la lista de más buscados del
FBI hasta las predicciones sobre el clima y canales de noticias 24 horas.
Eso es, en esencia, el NAP de las Américas: un
gran aeropuerto por donde pasa el 90% del tráfico de Sudamérica y
Centroamérica, según Ben Stewart, vicepresidente de ingeniería de instalaciones.
“Muchas personas no entienden lo que es la
internet. Creen que es algo muy complejo, pero en realidad es algo muy simple.
Es muy real y tangible”, dice Stewart al recorrer este centro, que define como
“un parque infantil para ingenieros”.
Aunque, en esencia, es solo un puñado de cables,
conexiones y servidores, estos están diseñados de tal manera que el lugar no
tiene el aspecto lúgubre de una bodega. Se trata de un recinto en el segundo
piso del edificio donde se conectan las redes de internet para que los clientes
de cada una de ellas intercambien su información.
Por las conexiones del centro fluyen 19 gigabits
por segundo, similar a descargar 6.000 canciones de internet, señala.
El NAP, a diferencia de otros centros de
procesamiento de datos, tiene como función principal alquilar los equipos a
terceros en su propio espacio físico para que ellos intercambien información
por su cuenta.
Por eso acá confluyen entidades y proveedores
tan distintos como la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos y algunas
agencias gubernamentales norteamericanas, que tienen influencia en América
Latina.
La construcción del NAP comenzó en agosto del
2000 y se inauguró en junio del 2001. Sus paredes están reforzadas con concreto
de 18 centímetros, el edificio no tiene ventanas. Las antenas satelitales en su
techo están cubiertas para que nadie pueda determinar hacia dónde están
apuntando.
Fue diseñado para soportar huracanes de
categoría 5.
Tiene servicio de electricidad continuo ofrecido
por 12 sistemas de energía.
Más de sus 11.000 m² están ocupados por el
gobierno de Estados Unidos.
Al tercer piso, en donde se manejan datos
clasificados del gobierno, solo ingresan estadounidenses y con un permiso
especial.
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